viernes, 20 de noviembre de 2015

Crónicas marcianas (Final inventado).

Me encontraba en la nave con mis compañeros, en el supuesto planeta llamado Marte, estaba observando detenidamente a una plaza que se veía a unos metros, que se me hacía extrañamente familiar. Me giré y vi como mis compañeros conversaban acerca del lugar y lo que podría estar pasando. Ideas raras sobre como los marcianos podrían haber llegado a construir todo aquello, y sobre el parecido a lo nuestro. Escuché una puerta cerrarse y volví a observar por la ventana. Me quedé atónito al ver a una niña, con rasgos tan humanos y parecidos a los de cualquier niña de la Tierra, ella se puso a jugar con una muñeca de tela en el jardín de su casa. Creo que notó nuestra nave, ya que se quedó mirando fijamente hacia aquí y luego volvió a entrar corriendo. Volví a mirar hacia la plaza, y sentado bajo un árbol, especificando que era un sauce, la vi, vi a una mujer de aproximadamente unos 22 años, de cabello rubio y ojos color miel, leyendo un libro, que estaba seguro que era el mismo que leía desde los 12 años, cuando se lo obsequiaron para su cumpleaños. Quedé helado, sin reaccionar, estaba como en trance y no sabía que hacer. Una parte de mi quería cumplir las órdenes del capitán y quedarse en la nave, pero la otra, tan sólo quería salir corriendo e ir a abrazarla. Terminé haciendo la segunda opción, baje de la nave a las apuradas y corrí hacia ella gritando ¡Alison!, ¡Alison!, a la vez que notaba a la niña de hace unos momentos salir con una mujer más grande y uno de mis compañeros yendo hacia ellas.
Alison levantó la mirada del libro y me observó, sus ojos se abrieron como dos platos y se levantó, llegué hasta ella y nos abrazamos. -¡Hermana! ¡Como te he extrañado!.- Reía y lloraba a la vez, un sentimiento inexplicable.
-¡Luke!.- Me respondió ella. -¡Cuanto tiempo sin verte! Estas tan grande.
 Luego de abrazarla, gritar, decirnos cuanto nos extrañábamos y demás noté toda la gente que se había reunido y una banda que sonaba alegremente, vi a mis compañeros con sus familiares y amigos y sonreí alegre.
-Ven Luke, vamos, nos están esperando.- Miré a mi hermana.
-Alison, ¿Cómo puede ser, que tú, estando muerta, estés aquí conmigo?.- Le pregunté mientras caminábamos y ella sonrió.
-Son los misterios de la vida, ¿No crees? Sea como sea, de todas formas estoy feliz. Poder estar aquí viviendo de nuevo, me hace estar agradecida.- Me miró. -Aunque ha sido algo duro sin ti.
-Y no sabes lo que ha sido sin ti, pequeña.- Pellizqué su mejilla levemente como siempre lo hacía. Llegamos a una casa, igual a la que teníamos cuando eramos unos niños, la misma pintura, los mismos árboles, y el mismo sentimiento de estar en casa, entramos y ella llamó a Buss. Noté como nuestro perro, un ovejero alemán, que tuvimos cuando ella tuvo 15 y yo 20, se acercaba corriendo hacia nosotros. -Buss, amigo.- Dije cuando el perro e lanzó sobre mi, y cayendo con él hacia atrás como siempre. Entre caricias a Buss, juegos y charlas se hizo hora de la cena, acepté quedarme a comer con mi hermana, luego de ayudarle a juntar las cosas, me dijo que me quede a dormir allí, sólo por ésta noche. -No lo sé Alison, no quiero que mis compañeros se enojen, quizás me necesiten.- Ella se rió.
-¿Tu crees que te necesitarán ahora? Hermano, están todos con sus respectivas familias y amigos, quédate, no cambiará en nada.-
 Lo pensé y decidí que me quedaría, me acompaño hasta mi cuarto y nos despedimos. Al entrar en él, estaba todo tal cual lo recordaba, me desvestí, apagué la luz, me recosté en la cama y escuchaba una agradable música venir de afuera, me quedé viendo por el ventanal las estrellas, hasta caer en un gran sueño, de lo cansado que estaba, no me percaté cuando alguien entró en mi pieza, hasta sentir como algo filoso me atravesaba y abrí los ojos de golpe para ver a mi hermana apuñalándome, me quedaba sin respiración y me desangraba mientras veía como la figura de mi hermana se deshacía y convertía en una masa sin forma.

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