domingo, 22 de noviembre de 2015

Cuento Apocalíptico.

 Otro día más, me encuentro encerrada en éste sótano, el mundo se ha hecho un lugar muy peligroso e inhabitable, estoy quedándome sin municiones, mi familia y yo no hemos salido desde el momento en que esos monstruos han aterrizado en la Tierra, tengo miedo, mucho, devoran el alma de los humanos y toman su cuerpo, no puedes confiar en nadie, si lo haces, puedes ser engañado, han cambiado tanto las cosas, recuerdo mi vida antes de eso, la extraño mucho, poder salir a pasear con la única preocupación de no llegar tarde. Estamos enterados que pronto llegarán algunos militares, que tratan de juntar a los sobrevivientes, pero no sé si lo lograrán. Observo como mi familia juega a un juego de cartas, ya cansados y aburridos de lo mismo, escucho un ruido que cada vez se hace como más cercano, hasta llegar a la puerta del sótano, tocan.Una, dos, tres veces, el miedo aumenta y mi papá se acerca a la puerta, mi mamá nos abraza a mis hermanos y a mi, como si su vida dependiese de ello. Mi papá, con un palo de baseball en las manos, destraba la puerta y unos hombres vestidos con ropa camuflada la abren, entran y siento como mi mamá se tranquiliza un poco, pero yo no, ¿Cómo saber que no son esos monstruos? ¿Cómo saber que son de los nuestros? Nos hacen agarrar nuestras cosas y rápidamente salir de nuestra casa, veo por primera vez el mundo desde lo que sucedió, veo como estaba todo destruido, nos subimos a una camioneta y ellos manejan, todo iba bien, hasta que veo una cosa rara delante de nosotros, como una nave, mi familia lo ve, y tratamos de escapar, pero ya era muy tarde, sentí como mis ojos se cerraban al pequeño rose de uno de esos hombres y como yo, caía en un profundo sueño.

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